sábado, 17 de octubre de 2015

ERES.





Eres guitarra en mis manos.
Eres el vino en mi copa.
Fuente para mi desierto,
y ambrosía para mi boca.
Hoja verde de mi árbol
que en viejo ramaje brota,
y que convierte mi otoño
en primavera frondosa.
Y eres, como pura cafeína
que a mi corazón transforma,
cambiando torpes latidos
por caballo que se desboca.
Te doy las gracias mujer,
por el favor que me otorgas,
cuando la luz de mis años
se va perdiendo en las sombras.