Al fin lo consiguió. Manuel, con tan solo veintitrés
años, ya era funcionario.
Siempre había sido un chico listo, y lo demostró al
conseguir la plaza en las primeras oposiciones a las que se presentaba. Lo
destinaron a un departamento en el que su misión era atender al público en el
tema de impuestos municipales.
A todos los que acudían a su mesa, siempre los recibía
con una sonrisa y una amabilidad que desarmaba a cualquiera por muy cabreado
que viniese, porque ya se sabe, que eso de pagar impuestos no le seduce ni a
Dios.
Pero Manuel, a pesar de la simpatía que mostraba, no
era feliz. Había algo desde la pubertad, que hacía que no encontrase esa
felicidad que notaba en las personas de su edad, siempre alegres y divertidos.
Un día se reunió con sus padres, y les expuso las
inquietudes que le atormentaban, y ellos, comprendiéndole, pero a la vez,
aconsejándole, le dijeron que antes de tomar una determinación, lo pensase,
porque por experiencia sabían, que durante la juventud, todos vamos dando
tumbos en nuestras creencias, actitudes y comportamientos, y que lo que hoy
creemos o deseamos, al cabo de un año lo arrinconamos y pasamos a desear cosas
nuevas.
Él le contestó que no, que estaba firmemente
convencido y que era una decisión muy madurada.
Sus padres, conociéndole como le conocían, le dijeron
que lo apoyarían en su decisión, incluso apoyándole económicamente si fuese
necesario.
Manuel, con los ojos anegados de lágrimas, les dijo que
se lo agradecería toda la vida, porque con su actitud, mostraban ser los
mejores padres del mundo.
Hoy Manuel, pasado ya cinco años de aquella reunión en
la que sus padres les dieron su apoyo, se siente otra persona más feliz, se
siente lo que siempre quiso ser: María Victoria
Magnífico relato, amigo Pedro, una grata sorpresa al entrar en tu blog después de tanto tiempo -cada vez nos explotan más en el trabajo y hay menos tiempo libre- y encontrarme este post tan solidario y tan humano. Afortunadamente, el tema de la transexualidad está dejando de ser tabú en nuestra sociedad y eso es un gran avance que hay que celebrar, sobre todo en estos tiempos tan grises -por no decir negros- de sobriedad que corren.
ResponderEliminarPero dadas las fechas, con la entrada de año nuevo a la vuelta de la esquina, conviene despedir el año con esperanza y buen humor, así que te deseo lo mejor para el 2015 y te envío desde Almería un fuerte abrazo.
¡SALUD Y BUEN AÑO!
Hola Javier. A pesar de todo nuestra sociedad está cambiando y es más abierta y tolerante. A los que no debemos tolerar más es a los mangantes que nos gobiernan. Terminemos el año con buen humor pero empecemos el nuevo de una forma crítica. Un abrazo y buen año.
EliminarHola, Pedro. Al trabajar con jóvenes adolescentes he conocido a algunos con problemas de identidad de género. El último tenía 15 años, nació con cuerpo de chica pero se sentía chico desde que tuvo uso de razón, y ya estaba siendo atendido por un equipo de facultativos con la intención de convertirse en hombre. La naturaleza gasta ese tipo de "bromas", este chico, por suerte, tenía todo el apoyo de su familia y de casi todos los conocidos del pueblo. Me llamó la atención el respeto que le tenían los compañeros.
ResponderEliminarTe felicito por este post. Te deseo un Feliz Año Nuevo. Besos.
Hola Mercedes. Como le digo a Javier, en ese aspecto la sociedad ha avanzado bastante. Espero que el comprender al otro sea le que nos aleje de la intolerancia. Te deseo con todas mis fuerzas que el año que comienza sea uno de los mejores de tu vida. Besos amiga.
EliminarGran relato....
ResponderEliminarFeliz 2015 !
Gracias amigo Mark. Tambien te deseo un buen año.
EliminarUn abrazo.
Pedro: maravilloso relato. Un tema que por suerte para los que sufren ese problema hoy en día se afronta con bastante naturalidad. Todos hemos de ser tolerantes con la sexualidad y forma de ser de cada persona. Te deseo una maravillosa entrada de 2015. Un beso
ResponderEliminarHola Águeda. Hayque ser tolerante con la sexualidad y con todo. Paris ha sido en estos días una muestra de lo que es capaz de hacer un o unos intolerantes.
EliminarTambien te deseo un buen año. Besos.
"Arrieros somos y en el camino andamos"... advierte el refrán.
ResponderEliminarTolerar implica revisar nuestra tabla de valores y hacernos más humanos, toda vez que hay cosas que entendemos y aceptamos, sólo cuando a nosotros mismos nos toca vivir.
Buen final para esta familia, ahora sólo deben sobrellevar con tolerancia a su vez, a los que no logran o no quieren ponerse en su lugar.
Un abrazo Pedro, y un ¡feliz 2015!
Hola Pensador. Es verdad. Cuando nos toca vivir situaciones de ese tipo, nos hace ser más compresivos. Tambien, como dices, hay que ser tolerantes con quien no nos comprenden.
EliminarBuen año y un abrazo.
Excelente relato, pero como ya nos tienes acostumbrados, no hace falta decirlo. Ojala todos los padres entendieran que el hijo ideal no existe, como tampoco el padre. Lo bueno es adaptarse a las circunstancias con inteligencia y facilitarnos la vida unos a otros.
ResponderEliminarAmigo Carlos. La vida hace que cada cual sea distinto a su padre o a su madre. Lo que hay que tratar, y conseguir, que eso no suponga un trauma para nadie. El "adaptarse a las circunstancias con inteligencia" que es lo que tú dices.
ResponderEliminarUn abrazo y ue el nuevo año nos sea leve.
Fabuloso relato, que seguro es tan real como la vida misma.
ResponderEliminarLibert, me alegra leerte.
Espero estés bien por tus tierras, por aquí nevados.
Muchos beso
Hola Inma. Por aqui no nieva pero por las mañanas se nota el frio. Gracias por llegar hasta mi casa. Besos.
EliminarPedro, que tal? aqui estoy dándome una vuelta por tu blog, me parece genial. Hasta pronto amigo y que pases un buen día,
ResponderEliminarHola Antonio. Bienvenido a esta tú casa. Saludos de Libertad. Te deseo que este nuevo año te sea de lo mejor.
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