Está demostrado de que las ratas son muy listas.
Las del Vaticano saben hasta latín.
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Los que lapidan a una mujer, tiran la piedra y no esconden la mano,
porque tiene que volver a coger una nueva piedra.
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Los coches de los políticos, son lujosos por fuera,
pero mediocres en su interior.
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A los muertos, se les suelen cerrar los ojos para que
no vean las caras de satisfacción de los herederos.
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En las monarquías, lo único que hay de valor
en ellas, es la corona.
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Cuando alguien muere, la familia suele recordarlo.
Sobre todo, si nunca pagó un seguro de defunción.
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Los relojes marcan el tiempo pasado, pero
nunca el que nos queda.
Un gran abanico de interesantes reflexiones...la última es la mejor!
ResponderEliminarUn cordial saludo
Hola Mark. eso del abanico me ha gustado, porque por aquí hace una calor...
ResponderEliminarSaludos.
Hola Libertad, las máximas son geniales, yo me quedo con las de las ratas... y añadiria que suelen ser las primeras en aqbandonar el barco cuando se hunde o eso dicen.
ResponderEliminarSaludos y feliz travesia
Hola Puri. Las ratas a las que aludo, no se les hunde nunca el barco, tienen la virtud de sobrevivir en cualquier ambiente o circunstancia. Bien venida a la nueva casa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, libertad. Nos dejas unas frases muy certeras. El vivir pegado al reloj, el control individual del tiempo es algo muy reciente en nuestra historia, que nos estresa, nos obsesiona y del que casi nos liberamos en cuánto no hay que trabajar. Un beso.
ResponderEliminarHola Mercedes. Yo ya estoy liberado de la dictadura del reloj. Siempre me martirizaba a las 5 de la mañana, hora en la que no pasean ni los duendes. Muchos jóvenes darían media vida por que el reloj los llamase a esa hora.
ResponderEliminarUn abrazo.